¿Quién creó a Dios?

Una pregunta bastante común que suele surgir en las discusiones entre teístas y ateos es: “¿Quién creó a Dios?”. Autores populares como Richard Dawkins y activistas ateos de Internet, piensan absurdamente que esta pregunta es un argumento válido contra lo Divino. Los escépticos suelen formular la pregunta de varias maneras: “Si el universo necesita una causa para existir, ¿cómo es que Dios no necesita una causa?” Y “¿Quién creó al creador?” En esta respuesta, aprenderás por qué esta afirmación se encuentra fuera de lugar.

Hay cuatro maneras principales de abordar esta pregunta:

  1. Lógica
  2. Ley de causalidad
  3. Regresión infinita
  4. Las palabras del Profeta ﷺ sobre este tema

Lógica

Algunas preguntas están previamente cargadas de suposiciones y por ello es necesario desempaquetarlas antes de que podamos abordarlas. La pregunta, “¿Quién creó a Dios?” asume que Dios es una entidad creada finita. Lógicamente, esta pregunta no tiene sentido, ya que Dios, por definición en el sentido teológico tradicional, es un ser increado, existe necesariamente y es eterno.

En virtud de Su necesaria existencia, Dios tiene que ser eterno, y por lo tanto increado. En los dominios teológicos y filosóficos del conocimiento, la palabra “necesario” significa que es imposible que no exista. También significa que no hay factores externos, ni explicaciones externas, que expliquen la existencia de aquello que es necesario. Sostener que un ser necesario ha sido creado implicaría que fuese también finito. Sin embargo, las cosas finitas son contingentes (no necesarias), ya que se requiere de una explicación externa a ellas para explicar su existencia. Por ejemplo, un teléfono móvil tiene cualidades físicas finitas y limitadas (como su tamaño, peso, color, etc.). El móvil no pudo dar lugar a sus propias limitaciones, sino que hubo un conjunto de factores o una explicación externos que nos dan a entender las limitaciones del teléfono móvil. A la luz de esto, afirmar que Dios ha sido creado es como decir, “El ser necesario no es necesario”. Esta afirmación es una contradicción y, por lo tanto, carece de sentido.

Una forma más sencilla de verlo es enfocándonos en un aspecto clave de la definición de Dios: Su naturaleza eterna e increada. Preguntar, “¿quién creó a Dios?”, es afirmar que fue creado. Sin embargo, Dios, por definición, es un ser increado. Sería lo mismo que preguntar teniendo en cuenta la lógica: “¿Cuántos solteros casados ​​hay en el mundo?”. La pregunta implica una contradicción, por lo que es incoherente y carece de sentido.

Ley de causalidad

Aquellos que dicen que el universo tiene una causa, y por eso mismo Dios debería tener una causa, han entendido mal la ley de causalidad. La ley no dice “todo tiene una causa” sino que dice que “todo lo que comienza a existir tiene una causa”. El universo tuvo un comienzo, y es por lo que decimos que tuvo una causa; Dios no “comenzó a existir”, así que la pregunta no se le puede aplicar a Él. Consideremos por un momento que una pelota existiese eternamente, si alguien dijese: “¿Quién creó esa pelota?”, La respuesta sería, nadie. La pelota no comenzó a existir; siempre estuvo ahí, por lo que no tiene sentido preguntar por el origen de la pelota.

El profesor John Lennox, en su libro God’s Undertaker: Has Science Buried God? expone la falsa suposición con las siguientes palabras:

“Aún puedo escuchar a un amigo irlandés decir: ‘Bueno, si algo prueba es una cosa: que si tuvieran un argumento mejor, lo usarían’. Si alguien cree que esa es una reacción bastante fuerte, que solo piense en la pregunta: ¿Quién creó a Dios? El simple hecho de preguntarlo muestra que el que pregunta ha creado a Dios en su mente … Porque el Dios que creó y sostiene el universo no fue creado, Él es eterno. No fue “hecho” y, por tanto, no está sujeto a las leyes que descubrió la ciencia; fue él quien creó el universo con sus leyes. Es más, el hecho constituye la distinción fundamental entre Dios y el universo. El universo comenzó a existir, Dios no ”1.

Regresión infinita

Por el bien del argumento, respondamos a la pregunta: ¿Quién creó a Dios? diciendo ‘otro dios’. ¿Satisfará eso al interrogador? Obviamente que no. La persona contenciosa sin duda seguirá preguntando: “y entonces, ¿quién creó a ese dios?” Si tuviéramos que responder, “Otro dios”, ¿qué crees que diría? Sí, acertaste: “¿Y quién creó a ese otro dios?” Si este ridículo diálogo continuase para siempre, ni siquiera existiría un universo en el que pudiésemos tener este debate.

¿Por qué? Porque no podemos tener el caso de un dios, creado por otro dios en una serie ilimitada, que se remonte a la eternidad (conocida como regresión infinita de causas). Simplemente no tiene sentido. Considera los siguientes ejemplos:

  • Imagínate que un francotirador, que ha localizado a su objetivo designado, se comunica por radio con el cuartel general para obtener permiso para disparar. El cuartel general le dice al francotirador que espere mientras buscan el permiso de algún superior. Posteriormente, la persona de rango más alto busca el permiso de alguien aún más arriba, y así sucesivamente. Si esta escena continuase para siempre, ¿llegaría el francotirador a disparar al objetivo? ¡Por supuesto que no! Seguirá esperando mientras alguien más espera a que un superior dé la orden. Tiene que haber un lugar o persona desde donde se emita la orden; un lugar donde no haya nadie de rango más alto. Nuestro ejemplo ilustra que hay un defecto racional en la idea de que haya creadores creando a otros ad infinitum. No es posible tener a creadores creando creadores de manera infinita, sino, de la misma manera que el francotirador nunca llegaría a disparar, la creación nunca llegaría a ser creada y no habría ningún universo del que hablar. Sin embargo, el universo existe. El universo está aquí para que así podamos observar y experimentar, para que entonces, podamos descartar la idea de la regresión infinita de causas y clasificarla como una afirmación irracional. ¿Cuál es entonces la alternativa? La alternativa no es más que una primera causa. ¡Una causa sin causa previa!

El teólogo y filósofo del siglo XI al-Ghazali resumió la existencia de esa causa sin causa previa, o de un creador increado, de la siguiente manera:

“Lo mismo puede decirse de la causa de la causa. Ahora bien, esto puede continuar ad infinitum, lo cual es absurdo, o llegar a su fin ”2.

Planteémoslo de la siguiente manera, imagina que quieres tomarte un descanso de tres meses en el trabajo y le preguntas a tu inmediato superior si puedes tomarte ese descanso. Te dice que no puede autorizar la solicitud y que tendrá que preguntarle al director del departamento. Sin embargo, el director del departamento también responde con que no puede autorizar la solicitud y que le preguntará al director ejecutivo. El director ejecutivo también dice que no puede autorizar la solicitud y que tendrá que preguntarle a su esposa. La esposa del director ejecutivo también dice que no puede autorizar la solicitud y tendrá que preguntarle a su primo. Si esta serie de preguntas sobre la autorización de la solicitud continúa para siempre, ¿crees que alguna vez llegarás a obtener la autorización para tomarte los tres meses de descanso? ¡Por supuesto que no! La única forma de obtener tu descanso es después de que alguien dé el permiso, alguien que no dependa de nadie más para dar la autorización. De la misma manera, la única posibilidad lógica no es que haya una regresión infinita de dioses creando ad infinitum otros dioses, sino que haya un Dios eterno e increado.

El Corán, la revelación final de Dios, nos informa sobre la naturaleza de Dios y afirma que Dios es increado y eterno. Lo destaca haciendo algunas preguntas que son sencillas, pero profundas: “¿Fuimos creados de la nada?” “¿Nos creamos a nosotros mismos?” “¿O fuimos nosotros los que creamos el universo?”

“¿Acaso fueron creados de la nada? ¿O fueron los creadores (de sí mismos)? ¿O crearon los cielos y la tierra (universo)? Más bien, no están seguros ”3.

Estas preguntas pueden utilizarse para abordar todo aquello que exista y tuviese un comienzo, incluido el universo (la abrumadora evidencia sugiere que el universo tuvo un comienzo). Por el propósito de esta ‘respuesta’, centrémonos en la tercera pregunta: “¿O fuimos nosotros los que creamos el universo?”

El Corán indica de manera retórica que tal afirmación es imposible. En su forma lógica, básicamente nos dice: ‘¿Podemos nosotros (siendo criaturas que comenzaron a existir) crear el universo (algo que también comenzó a existir)? En otras palabras, ¿podemos explicar las cosas que fueron creadas con otra cosa que fue creada? Por supuesto que no, porque preguntaríamos entonces: “¿y qué creó esa otra cosa?”

Como ya hemos comentado, destaca la absurdez de la regresión infinita. Considera que este universo, U1, fuese creado por una causa anterior, U2, y U2 fuese creado por otra causa, U3, y así de forma infinita; no llegaríamos a tener el universo U1 nunca. Piénselo ahora de esta manera, ¿cuándo nace U1? Solo después de que U2 haya nacido. ¿Cuándo nace U2? Solo después de que U3 haya nacido. Este mismo problema continuará incluso si seguimos contando infinitamente. Si la capacidad de U1 para llegar a existir dependiese de una cadena eterna de universos creados, U1 nunca llegaría a existir.

Como escribe el filósofo y erudito islámico Dr. Jaafar Idris:

“No habría una serie de causas reales, sino sólo una serie de inexistentes … como explica Ibn Taymiyyah. Sin embargo, lo que vemos es que hay existentes a nuestro alrededor; por lo tanto, su última causa debe ser diferente a las causas temporales”.4

Para entender esto mejor, imagínate que un comerciante de acciones en la bolsa de valores no pudiera comprar o vender sus acciones o bonos antes de pedir permiso al inversionista. Y que una vez que el corredor de bolsa le pregunte a su inversor, éste también tenga que consultar con su propio inversor. Imagínate que este escenario continuase para siempre. ¿El comerciante de acciones compraría o vendería alguna vez sus acciones o bonos? La respuesta es no. Debe haber un inversionista que otorgue el permiso sin que él tenga que requerírselo a nadie más. De manera similar, si aplicamos esta idea al universo, tendríamos que asignarle, dada la necesidad racional, una causa que por sí misma no tenga una causa previa, una causa sin causa. El Corán nos confirma que el Creador, Dios, es increado:

“No ha engendrado ni nació” 5.

Lo que la discusión anterior dice esencialmente es que algo debe haber existido siempre. Ahora, hay dos opciones obvias: ¿Dios o el universo? Dado que el universo comenzó y es contingente, no puede haber estado siempre aquí. Por tanto, ese algo que siempre existió debe ser Dios. El filósofo Abraham Varghese, en el apéndice del libro del profesor Anthony Flew Hay un Dios, explica esta conclusión de una manera simple pero contundente; escribe:

“Ahora, claramente, los teístas y los ateos pueden estar de acuerdo en una cosa: si algo realmente existe, debe haber algo que lo preceda que siempre existió. ¿Cómo surgió esa realidad que existe eternamente? La respuesta es que nunca llegó a ser. Siempre existió. Haz tu elección: Dios o el universo. Hay algo que siempre ha existido”6.

Las palabras del Profeta Muhammad sobre este tema

Hay un dicho profético aunténtico que hace referencia a la pregunta de quién creó a Dios: “Satanás vendrá a uno de vosotros y os dirá: ‘¿Quién creó esto y aquello?’ Hasta que le diga: ‘¿Quién creó a tu Señor?’ Cuando llegue a ello, que busque refugio en Dios y detenga esos pensamientos ”7. Otra narración termina con: y que diga “Tengo fe en Dios”.8

Estas declaraciones proféticas resaltan claramente que albergar tales pensamientos acerca de Dios también tiene una base espiritual. Cuando uno tiene tales pensamientos, no necesariamente se deberán a una duda intelectual. Más bien, pueden deberse a causas espirituales subyacentes que pueden tratarse siguiendo las enseñanzas del Profeta Muhammad ﷺ. En este caso, buscando refugio en Dios y reafirmando tu fe en Él.

A pesar de la dimensión espiritual de esta enseñanza profética, los eruditos también han entendido que la pregunta es lógicamente inválida. Por ello, el erudito clásico Ibn Taymiyya escribió:

“Es sabido, a través de la necesidad y naturaleza humana, para todos aquellos que tienen una naturaleza ‘sana’ entre los hijos de Adán, que la pregunta es inválida. No es posible que el Creador de la creación tenga un creador. Si tuviera un creador, Él mismo sería creado y no sería el Creador de todo ”9.

En conclusión, el obsoleto cliché, “¿Quién creó a Dios?” es una afirmación que está fuera de lugar, es incoherente y es falsa.

 

Referencias

1 John C. Lennox. El enterrador de Dios: ¿Ha enterrado la ciencia a Dios? (Oxford: Lion Books, 2009), pág. 183.

2 Citado de Lenn E. Goodman. Argumento de la creación de Ghazali (I). Revista Internacional de Estudios de Oriente Medio, vol. 2, núm. 1 (enero de 1971), págs. 67-85.

3 El Corán, Capítulo 52, Versículos 35 al 36.

4 Dr. Jaafar Idris. Físicos contemporáneos y la existencia de Dios (parte 2 de 3): Una serie de causas.Disponible en: https://www.islamreligion.com/articles/491/contemporary-physicists-and-god-existence-part-2/.

5 El Corán, Capítulo 12, Versículo 3.

6 Anthony Flew y Roy Abraham Varghese. Hay un Dios. (Nueva York: HarperOne, 2007), pág. 165.

7 Narrado por Al-Bukhari.

8 Narrado por Muslim.

9 Dar ’Taʻāruḍ al-’Aql wal-Naql 3/314.